"Un juez es un soldado de la justicia, y bajo este concepto al enrolarse en su servicio, sabe o tiene que saber que desde ese instante hay sobre su vida algo que se levanta y que comienza a limitarla, a prevenirla y dirigirla. Un algo que limita su albedrío, sus caprichos, sus pasiones, sus debilidades y que en compensación de esta libertad mermada, lo inviste de dignidad y autoridad, le asigna honores, le asegura su porvenir y su vejez y le da fuerza para desenvolverse airosamente en su función pública. Y, paradojalmente, le da una independencia que le pone a cubierto del influjo y en aptitud de repeler todo lo que tienda a quebrar su probidad. ¿Qué más puede dar y recibir un hombre a cambio de ser juez?".
Enrique López Albújar
Comitè
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